Es muy común en la consulta encontrarnos con pacientes que no pueden evitar consumir refrescos. Es por eso que aprovechamos esta receta para proponerte una alternativa saludable: El agua de chía. Es una bebida muy común en países latinoamericanos. En México es una bebida muy habitual a la que también se le añade limón y azúcar. (Respecto al azúcar no querría entrar en la guerra del dulce, es decir, si le añadimos azúcar u otro endulzante acalórico hasta que lo dejemos extremadamente dulce, al final lo que obtendremos es otro refresco, y esa no es la idea). Lo que pretendemos es tener una alternativa saludable. Para ello debemos poner un poco de nuestra parte y darnos la oportunidad de reeducar nuestro paladar a sabores no tan intensos… Piensa que la industria alimentaria lleva mucho tiempo en esa guerra de sabores que acaba «enganchándonos» a sus productos, sobre todo a lo extremadamente dulce, y las consecuencias se están dejando notar en la salud de la población.
Ingredientes:
Un litro de agua, preferentemente fría
Fresas (o la fruta que decidas)
Limones
Dos cucharadas de semillas de chía
Elaboración:
Ponemos las semillas de chía en un vaso con agua durante una hora. Mezclamos en una jarra el agua con chía con el resto del agua, las fresas cortadas en rodajas y zumo de limón según nos guste más o menos ácido. Si es de tu gusto puedes añadir un poco de panela, miel o algún edulcorante.