Consejos para comer fuera de casa cuando estamos intentando mejorar hábitos alimentarios
Comer fuera de casa, es decir fuera de nuestro control, es uno de los retos más importantes a los que se enfrenta quien quiere mejorar sus hábitos alimentarios. Te proponemos unas estrategias que pueden ayudarte si este es tu caso. 1°. Salir sin hambre Si llegas al restaurante, o incluso al supermercado con hambre, será […]

Comer fuera de casa, es decir fuera de nuestro control, es uno de los retos más importantes a los que se enfrenta quien quiere mejorar sus hábitos alimentarios. Te proponemos unas estrategias que pueden ayudarte si este es tu caso.

1°. Salir sin hambre

Si llegas al restaurante, o incluso al supermercado con hambre, será imposible hacer elecciones saludables. Por tanto, trata de hacer tus comidas normalmente a lo largo del día para evitar esta circunstancia.

Un truco que funciona muy bien es llevar una botella pequeña de agua e ir bebiendo en la media hora previa a comer, si además lo acompañas de una fruta o crudite de verduras como una zanahoria, llegarás a la mesa prácticamente sin hambre y te será muy sencillo elegir platos saludables.

2°. No solo vamos a comer.

Una vez controlado el hambre, te será más fácil centrarte en otros aspectos relacionados con el acto de la comida social, como disfrutar de la compañía. Trata de transformar la comida en lo que debe ser, una acto de relación social, no en un mero trámite donde comes todo lo que puedes con ansia para luego ir a otro local a seguir comiendo y bebiendo… ¿te suena esto como algo habitual?

3°. Lee el menú y elige el primero.

Si ya sabes de antemano que vas a comer, por ejemplo porque ya sabes a qué restaurante vas a ir, tienes media batalla ganada. Si eliges el primero también evitarás «contaminarte» de las elecciones de otros comensales.

Por otro lado, si siempre eliges lo mismo, detente a leer la carta y seguro que encontraras una opción que te satisfaga y sea, incluso mejor.

4°. Piensa en vegetales.

Esta opción es indudablemente la mejor, son saciante y bajos en calorías y además existen muchas opciones diferentes a la «típica ensalada», por ejemplo gazpacho, champiñones o setas a la plancha, parrillada de verduras, escalivada… Si, además, el lugar en el que comemos estas verduras no son SOLO la guarnición, sino que forman parte de la carta, estamos ante una elección inmejorable. Cada vez son más los restaurantes que incluyen opciones saludables, vegetarianas, etc…

5°. Elige preparaciones sencillas.

Es preferible elegir cocciones simples como el wok, la plancha, el vapor, el horno, el papillote o platos en crudo con aliños simples. Si nos lanzamos a por un empanado con guarnición rebozada y bañado en salsa te aseguro que echarás por tierra todos los esfuerzos en elegir una opción saludable.

Otro truco muy simple pero efectivo es pedir un plato con una técnica simple como un pavo a la plancha, y solicitar un poco de salsa a parte para servirnos nosotros una cantidad aceptables, no es necesario bañar los alimentos en salsa para que resulte totalmente satisfactoria la comida.

6°. La bebida.

¡NINGUNA BEBIDA (perdón por el grito) es más saludable que el agua! Esta debe ser siempre la primera opción, sin embargo hay otras opciones como una infusión con hielo, agua con gas y un chorro de zumo de naranja o limón, zumo de tomate. Si te es imposible disfrutar con estas opciones por lo menos trata de «minimizar el daño», por ejemplo pídete una cerveza sin alcohol y luego sigue con una de las otras opciones que te proponemos.

7°. El postre.

Aquí las opciones son cercanas a cero, piensa que estás elaboraciones compiten por ser las que más gusten, y eso implica «ensalzar» hasta el nombre del postre. Por tanto, de lo poco que nos queda para elegir son los lácteos y la fruta, por ejemplo un yogur con frutos del bosque y canela, una taza de papaya con zumo de naranja, una gelatina de frutas.

Si decidimos darnos el gusto de elegir, por ejemplo, una mousse de chocolate con frutos secos y galleta (a esto se le llama ensalzar el nombre) por lo menos podemos compartirlo y así comeremos la mitad.

¡Qué interesante!

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